Loop.

Tardé alrededor de siete semanas en tomar el valor de ponerme frente a la hoja en blanco. Ahora entiendo por que muchas personas renuncian a la quimioterapia. El porque es tan desesperanzador este tratamiento.  Y es que al comienzo de las sesiones idealicé la situación, comenzando por mi "valor". Si el cáncer es una batalla, no es más que contra uno mismo. Enfrentarse al desafío de seguir siendo uno mismo, no desvirtuarse ni descomponerse frente a la adversidad que representa no la enfermedad, en muchos de los casos, sino el tratamiento en si. 

La primera quimioterapia la viví en medio de una claridad mental en que me exigía mantenerme en mis cinco sentidos, al menos las primeras cuarenta y ocho horas. Recuerdo la sensación de miedo, que iba creciendo conforme los malestares avanzaban, y declarar simplemente "me siento miserable". Nunca antes me habia sentido así. Y es que no es dolor, es agonía. 

En lo personal, he decido saber lo posible del tratamiento por que siento que me mantengo en "control" de algo. Conocer que medicamento está entrando en mi, cuales son sus efectos (que por fortuna solo he pasado algunos pocos), cual es la expectativa del tratamiento y las estadísticas las he dejado de lado, por que no son actuales, y muchas de ellas son desalentadoras. 

Al conocer que lo que esta entrando produce una toxicidad y su principal mecanismo es impedir la reproducción celular, entiendo que la maravilla de la ciencia es detener el progreso del cáncer, que suele reproducirse muy rápidamente, pero este proceso no es suficientemente "capaz" de sólo eliminar las células cancerosas, sino cualquier célula de rápido crecimiento, principalmente las de la piel y el cabello. 

Esto me da una luz y me ayuda a comprender lo que va pasando, lo que mi cuerpo va diciendo y necesitando. Pero tambien me hace comprender la agonia. El por que mis sistemas van como "desenchufándose". Es como si la ciencia nos llevara al precipicio de la muerte y una vez "engañado" el huésped, nos rescatara hacia la vida. Pero en esa muerte "roja", como se le conoce al tratamiento con la doxirrubicina, entré en un bucle de sufrimiento, de aislamiento, de miedo y desazón. 

No sé, en medio de las noches interminables de mareo, náusea y pesadillas, me entra la duda si realmente podré vencerme a mi misma. Si lograré salir como yo misma. O si definitivamente tendré que ser otra: la sobreviviente. 

Muchas veces los pacientes oncológicos, sobre todo aquellos que son creyentes, tienen de que asirse, se confían en plenitud al ser supremo, dejan con él sus cargas y se dedican a vivir el tratamiento con animo y actitud positiva. En mi caso no funciona exactamente asi, y quizá para muchos no lo es, mi mayor fe está en la ciencia, en las muchas sobrevivientes que atravesaron las cirugias, quimioterapias, radiaciones, inmunoterapias, etcétera, en el hecho de que si me alimento lo mejor que pueda, si persisto en elevar mi espiritu, conservando la esencia de quien soy, si consigo mantener mi mente lúcida, cuerda y activa, si escucho con todos mis sentidos a mi cuerpo y lo ayudo a seguir adelante, lograré ser una sobreviviente. 

Pero se escribe más fácil de lo que es hacerlo. Los siguientes siete dias a la quimioterapia han sido un auténtico infierno. Un bucle de mareo, donde me siento en un navegar perpetuo, en el que nada está fijo y la gravedad es una idea lejana. Un mareo que además me ha llegado a impedir leer, ver tv, pensar, vivir. Realmente lleva al límite, la náusea, la imposibilidad de mantenerse cuerda, tal es así que las pesadillas son igualmente una dimensión en que el movimiento es intolerable. 

Apenas voy a por mi tercera dosis y no puedo negar que me da miedo. Quisiera decir que ya sé a lo que voy, pero no, cada sesión trae consigo sus propios síntomas. Sin embargo éstas tres semanas, que para nada han sido un disfrute, sino lo contrario, el enfrentamiento conmigo misma no paró con lo que llamo ¨el túnel¨, que son los dias más críticos, sino que se extendió al resto del tiempo que tenía ¨libre¨. apenas quince dias para vivir, para recuperarme. 

Pero hoy, justo el dia que he podido por fin sentarme a escribir y realizar algunas actividades que me permiten sentirme ¨humana¨ de nuevo he comprendido muchas cosas. Estoy en medio de varios duelos, en medio de un proceso que no siempre es linea.

La sanación, de cualquier tipo de enfermedad, ya sea del espíritu o del cuerpo, de la mente, está llena de altibajos, desvíos y retrocesos. Pero reconocer que el camino es complicado, poner especial atención en nuestro objetivo, que es sanar, nos permite aprender y crecer. 

Entonces hoy, es el momento en que voy a tomar valor, valor para vivir los siguientes dias, para poder morir otros tantos, y finalmente, renacer. 

Está bien enojarte con tu cuerpo por "traicionarte". (un ratito).


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